El fenómeno de los talent shows musicales ha arrasado en las televisiones de todo el mundo. En algunos de ellos participan famosos, en otros los protagonistas son los niños y los hay también que exigen a los participantes salir al escenario con llamativos disfraces o imitando a algún artista. Lo que tienen en común todos estos formatos es que colocan la voz y el talento musical de sus concursantes en el epicentro de todo. Dicho esto… ¿Te atreves a descubrir si se esconde un talento musical entre tus compañeros? Si es así, organizad un concurso en vuestro colegio escogiendo el formato que más os guste y poned a prueba vuestras voces. Para añadirle algo más de desafío, el ganador o ganadora del certamen deberá componer una canción original que más tarde interpretará ante sus compañeros.
Son bien conocidas las capacidades de nuestras cuerdas vocales a la hora de producir sonido, pero a menudo se infravalora el papel que en este contexto juegan la boca y todos sus componentes. Para demostrar el potencial auditivo de nuestros labios, dientes, lenguas y paladares, no hay mejor ejercicio que la práctica del beatboxing, que consiste en producir un ritmo aprovechando los elementos anteriormente mencionados. Intenta crear tu propio compás utilizando tu boca y practica hasta que lo tengas dominado. Luego, cuando te sientas con seguridad, pídele a un compañero que improvise unas rimas de rap mientras haces beatboxing. La combinación os puede dar un resultado muy estimulante para el oído.
En España, el doblaje de películas, series y videojuegos es una práctica muy extendida. Aunque los amantes de la versión original no sean muy partidarios de la misma, lo cierto es que hay muchos profesionales con reconocido talento que, armados con su voz, han dejado una firma imborrable en personajes icónicos de la cultura popular. Prueba de ello es que no son pocos los que reconocerían las voces de Ricardo Solans, Luis Posada, Graciela Molina y Daniel García, asociadas a los personajes de Robert De Niro, Johnny Depp, Natalie Portman y Brad Pitt, respectivamente.
Como es lógico, dedicarse al mundo del doblaje no es nada fácil, ya que requiere talento, mucha formación y una buena dosis de suerte. Para averiguar si es una opción en la que podrías tener futuro, reúnete con tus compañeros de clase, escoge una escena de una película, serie o videojuego que te guste y repartiros los personajes para darles voz. Luego, comprobad el resultado y repetid el proceso las veces que queráis hasta que estéis satisfechos.
¿Has probado a estudiar o realizar los deberes mientras escuchas música? Todavía se debate sobre el alcance y la veracidad de los beneficios de esta práctica, pero lo que está claro es que no todo el mundo responde de la misma manera ante los estímulos auditivos. En todo caso, siempre es recomendable escuchar música a un volumen moderado y sin exponerse a esta demasiado tiempo. Además, aunque todos tengamos nuestros gustos, es preferible dejar para otro momento las canciones más animadas y discotequeras, ya que inducen a la distracción. Si todavía no has comprobado el efecto que tiene la música en tu capacidad de concentración, prueba a hacer los deberes mientras escuchas algún tema que consideres apto para la situación. Quién sabe, quizá descubras que el sonido es un aliado inesperado a la hora de ponerte a trabajar.
¿Has visto alguna de las dos películas de Un lugar tranquilo? En la primera entrega, unas criaturas muy sensibles al sonido invaden nuestro planeta. Para sobrevivir, los humanos se ven obligados a cambiar su estilo de vida aprendiendo a realizar tareas y acciones sin hacer el más mínimo ruido. Esta es solo una de las muchas historias que tienen como tema principal la audición. Piensa en la serie de películas Temblores, cuyos monstruos atacaban a los humanos basándose en las vibraciones que emitían. O, incluso, en algunos de los hechizos de Harry Potter que apuntan a los oídos, como el encantamiento Muffliato, que causaba un zumbido en el oído del oponente.
Inspirándote en estos y otros ejemplos, deja volar tu imaginación e intenta escribir una historia a varias manos en la que la escucha y el sonido sean los protagonistas. Elije tres compañeros de clase, identificad el tema de vuestra historia y el estilo narrativo que prefiráis. Una persona escribirá el inicio de la historia en una hoja de papel, otra se encargará del desarrollo y una tercera de la conclusión.
Un sonido es una sensación auditiva. ¿Pero cómo puede un escritor describir la intensidad, el color y la sensación de un sonido? Rudyard Kipling en El Libro de la Selva, nos catapulta al paisaje sonoro de la jungla a través de las palabras:
“El muchacho se dio la vuelta, haciendo crujir la hierba, y contempló la enorme curva del espinazo del elefante, que le ocultaba la mitad de las estrellas. Entonces oyó algo, como si el espesor del silencio fuera atravesado por un alfiler. Era como el sonido de un cuerno de caza, pero emitido por un elefante salvaje”.
Busca en las páginas de los libros de tu biblioteca descripciones de sonidos, de ruidos, de paisajes sonoros… Selecciona el fragmento de texto y grábalo mientras lo lees en voz alta. ¡Recuerda que la entonación es crucial!
El buen oído viene de una buena alimentación
Para poner en forma tus oídos necesitas acompañar tu entrenamiento físico con una dieta sana y equilibrada rica en vitamina B9, un nutriente que protege tu audición. La vitamina B9 se encuentra en abundancia en las verduras de hoja verde, las legumbres, los cereales integrales, las frutas (naranjas, limones, kiwis y fresas), la levadura de cerveza y el hígado. Sabiendo esto, ¿qué menú propondrías a una persona que sufra problemas de audición? ¡Mezcla los ingredientes mencionados y prepara platos deliciosos y saludables!
Experiencia #7: vibraciones
Todos los sonidos son producidos por cuerpos que vibran: piensa por ejemplo en las cuerdas de una guitarra que vibran después de ser tocadas o en la membrana de un tambor cuando es golpeado. Nuestra voz también es el producto de una vibración. Cuando hablamos o cantamos, el aire que sale de nuestros pulmones pone en movimiento las cuerdas vocales, es decir, pequeñas membranas dentro de la laringe.
Intenta colocar dos dedos delicadamente en la garganta, a la altura de la nuez. Diviértete diciendo tu nombre primero en voz baja, luego media y finalmente alta, haciendo una pausa entre los sonidos. ¿Puedes oír la vibración, más o menos amplia?
El cuerpo que vibra comprime y enrarece el aire en su vecindad inmediata y las ondas sonoras nacen y se propagan en el espacio circundante transportando energía (no materia). Son ondas elásticas, porque las partículas de aire oscilan alrededor de una posición de equilibrio, y longitudinales, porque vibran en la dirección en la que se produce la propagación de la onda.
Por lo tanto, todas las partículas de aire vibran bajo la acción de las ondas sonoras: las vibraciones se transmiten de una partícula a otra y, a medida que se alejan de la fuente sonora, se hacen cada vez menos amplias.
¡Experimentemos ahora con la intensidad de las vibraciones!
LO QUE NECESITAS: una regla larga, un diccionario (o un libro pesado), una mesa.
PROCEDIMIENTO: fijar la regla en el borde de la mesa, de modo que una mitad salga y la otra mitad se quede quieta gracias al peso del diccionario. Golpea el extremo saliente y repite la operación, haciendo la regla cada vez más corta. ¿Qué sucede?
CONCLUSIÓN: dependiendo de la longitud de la regla, el sonido es más o menos intenso. Si la parte que sale es más larga, las vibraciones producidas son más lentas y el sonido es más grave; si es más corta, las vibraciones son más rápidas y el sonido es más agudo.
Experiencia #4: el tenedor y la cuerda
Aire, agua, hormigón… ¿en qué medios puede propagarse el sonido? Incluso a lo largo de… ¿una cuerda? ¡Averigüémoslo con este experimento!
LO QUE NECESITAS: un tenedor (una cuchara también podría servir) y una cuerda bastante larga.
PROCEDIMIENTO: crea un lazo en el medio del hilo e inserta el mango del tenedor. Aprieta el nudo de modo que el tenedor cuelgue en el medio del hilo. Toma los dos extremos del hilo y envuelve cada uno alrededor de tu dedo índice en cada mano.
Sostén la cuerda, evitando tocarla, y deja que el tenedor choque con algún objeto. Repite la operación, pero esta vez descansando los extremos del hilo a la altura del trago (una pequeña protuberancia de la oreja situada en la parte delantera) presionando bien contra los huesos. El tenedor debe colgar justo debajo de la cintura. ¿Qué sientes? ¿Cómo cambia el sonido?
CONCLUSIÓN: el tenedor, al golpear una superficie sólida, vibra y esta vibración se transmite al aire que lo rodea y a la cuerda a la que está atado. Cuando sostenemos la cuerda en nuestras manos, el sonido es "pequeño" y seco, no muy agradable, y la vibración se escucha en nuestros dedos. Pero cuando la cuerda está cerca de nuestros oídos, presionada sobre los huesos, el sonido es pleno, rico y agradable, y la vibración que sentimos en los dedos se transmite ahora a través de los huesos a nuestros oídos.
Este experimento nos muestra que los sonidos se propagan a través del aire, pero también a través de cuerdas, huesos y una infinidad de materiales. El sonido es, por lo tanto, un fenómeno inclusivo, afecta a todo y a todos, sin excluir a nadie, nos llega de muchas maneras, nos atraviesa y nos conecta entre nosotros, dándonos la oportunidad de comunicarnos, de compartir experiencias, emociones y de advertirnos de lo que sucede a nuestro alrededor.