El ritmo del deporte

El equipo nacional de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks, es famoso por la danza tradicional maorí que ejecutan antes de un partido. Esta danza tribal llamada haka se compone de gestos, pasos, gritos y ruidos estridentes para expresar un sentimiento fuerte y abrumador. Al frente de esta particular actuación hay una voz guía que incita a sus compañeros con un estribillo. Una representación de gran efecto teatral, que tiene el doble propósito de estimular la motivación de los jugadores ayudándoles a cargarse antes de la competición y, al mismo tiempo, ¡intimidar a los adversarios!
Incluso sin la espectacularidad de los All Blacks, lo cierto es que el cuerpo humano es una máquina rítmica y, como tal, necesita el ritmo para ponerse en marcha. Por eso un ritmo organizado, que actúa sobre las ondas cerebrales, los latidos del corazón, los actos respiratorios y los pasos, ayuda al movimiento, la coordinación y la respiración. Una investigación realizada por el profesor Thierry Middleton, del Departamento de Ciencias del Deporte de la Universidad de Jyväskylä (Finlandia), que investigó los estados psico-bio-sociales de un grupo de nadadores, ha demostrado que incluso el simple hecho de escuchar una pieza musical afecta al rendimiento tanto durante el entrenamiento como durante la competición, aumentando la cantidad y la calidad del ejercicio y contribuyendo al éxito de la hazaña. Incluso la ganadora de la medalla de oro de snowboard en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018, Cloe Kim, ha declarado abiertamente qué canciones la acompañaron hasta la victoria.

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