Se trata de un experimento muy simple y que puede realizarse con muy pocos recursos. Eso sí, requiere paciencia y atención y, como en cualquier experimento que se precie, el método para tener éxito es "probar y volver a probar". Aunque el experimento puede realizarse también en el aula, guiados por el profesor, también puedes llevarlo a tu hogar, y disfrutar junto a tu familia de un momento de diversión y entretenimiento, pero también de aprendizaje. ¡Convierte una anodina pajita en un instrumento de viento!

LO QUE NECESITAS: una pajita de plástico o de papel y unas tijeras.

¿CÓMO LO HACEMOS?: aplana uno de los dos extremos de la pajita (puedes hacerlo con los dientes o pellizcándolo con los dedos). Cuando lo hayas conseguido, usa las tijeras para hacer dos pequeños cortes oblicuos, uno en cada esquina del extremo aplanado. Esto debería hacer que se vea como una "V", pero no afilada. ¡Acabas de hacer "la caña" de tu instrumento!

A continuación, coloca el extremo cortado de la pajita entre los labios: aprieta (pero no demasiado) el extremo cortado entre los labios y sopla al mismo tiempo. ¿Qué sientes?

Corta ahora la pajita por la mitad y vuelve a soplar de la misma manera. ¿Ha cambiado algo?

CONCLUSIÓN: puede que tengas que mover la pajita ligeramente para encontrar la mejor posición, pero después de unos cuantos intentos deberías ser capaz de oír un sonido similar al de una… ¡trompeta!

Esto sucede porque el aire, al pasar por los dos extremos de la pajita, la hace vibrar rápidamente y esta vibración provoca un sonido. Y cuanto más corta es la pajita, más agudo es el sonido porque produce una onda sonora de mayor frecuencia. Es un fenómeno sonoro que también sucede con otros instrumentos que producen notas diferentes al cambiar la longitud de una parte del instrumento: por ejemplo, con las cuerdas de un piano, con la columna de aire ajustable de un trombón o con las teclas de diferente longitud de un xilófono.

¡Diviértete creando diferentes notas con pajitas de diferentes tamaños!