La musicoterapia es una práctica médica que utiliza la música con fines terapéuticos. El sonido, el ritmo, la armonía y la melodía, junto con el cuerpo, se convierten en un vehículo comunicativo y expresivo para las intervenciones de prevención o rehabilitación de diferentes enfermedades. Una práctica que en realidad tiene orígenes antiguos: ya en la época clásica se utilizaba la música en los procesos de curación y para exorcizar el dolor y el peligro, como demuestran numerosos hallazgos arqueológicos de todo el mundo. Fue entonces, en la primera mitad del siglo XVIII, cuando se esbozaron los principios de esta disciplina gracias al texto del médico londinense Richard Brockiersby y al Tratado sobre los efectos de la música en el cuerpo humano del médico francés Louis Roger: los primeros estudios reales sobre el valor curativo de la música y la eficacia de la musicoterapia.
Un primer uso espontáneo pero significativo de la musicoterapia se produjo en el siglo pasado, cuando se generalizó la costumbre de aliviar el dolor de los pacientes hospitalizados con música. Durante la guerra de Vietnam, en los hospitales de campaña, el servicio de enfermería apoyaba a los heridos con canciones y música que les recordaban su hogar. A partir de este ejemplo, se desarrolló la figura profesionalmente reconocida del musicoterapeuta, el que conduce al paciente al descubrimiento de su propio cuerpo "vibrante" y del potencial comunicativo del sonido producido para transmitir sus propias emociones al mundo exterior.